domingo, 7 de octubre de 2018

VERDADERA VIDA ESPIRITUAL

Capítulo 1

ESPIRITUALIDAD ES EXPANSIÓN DEL SER

La espiritualidad no es una forma de vivir, en el sentido de conducirnos externamente en relación con otra gente, sino que es más bien un estado de existencia — un término con el cual todos están familiarizados, pero cuyo significado no está claro para la mayoría de la gente. Todos han escuchado las palabras “ser” y “hacer”; y el sólo hecho de que estemos familiarizados con las palabras “Dios”, “libertad”, “inmortalidad”, etc., no implica que necesariamente el significado de las mismas esté claro.

Espiritualidad es un estado de existencia. Pero surgirá una duda en la mente: ¿No es también hacer algo? ¿Es sólo existir? Hemos oído a mucha gente decir que la espiritualidad también implica intensa actividad desinteresada; cuanto más espirituales nos volvemos, mayor es nuestra capacidad de trabajar y más capaces nos volvemos para realizar servicio desinteresado, de modo que espiritualidad es también “hacer” en vez de meramente “ser”. Tal duda puede surgir en la mente de la gente.

Entonces, ¿cómo decimos que la espiritualidad es un estado de ser más que de hacer? Esta duda surge debido a que uno no tiene en claro el verdadero significado de “ser” o “hacer”. Desde nuestra misma niñez, somos educados en una atmósfera de relaciones sociales y no podemos salirnos de este prejuicio. “Prejuicio” significa una actitud que ha entrado en nuestra misma sangre y que influencia todos nuestros pensamientos, todos nuestros sentimientos y todo lo que hacemos en la vida. Está en el fondo de todo lo que pensamos, sentimos y hacemos; eso se llama prejuicio. No tiene base lógica. Una persona prejuiciosa no puede ser convertida lógicamente a una nueva línea de pensamiento, porque hay una disposición a una forma particular de pensar debido a la atmósfera en la cual uno ha sido educado.

Ahora, cuando digo prejuicio, no quiero decir meramente las condiciones en las cuales hemos sido educados en esta vida en particular, porque tuvimos muchas vidas en encarnaciones anteriores. Debemos haber tenido muchas vidas y todas las impresiones de nuestros pensamientos, sentimientos y acciones de millones y millones de nacimientos que hemos tenido se suman al prejuicio de nuestro pensamiento, de modo que lo que estamos pensando hoy es un efecto acumulativo de todo lo que hemos pensado, sentido y hecho en los muchos nacimientos por los que hemos pasado. Este prejuicio se ha convertido en parte de nuestra naturaleza. No es solamente una función psicológica en el sentido corriente del término; es algo que no puede ser separado de nuestra misma piel. Nuestra misma existencia es un prejuicio.

Este aspecto peculiar nuestro tiene un significado más profundo que la conducta humana corriente. La base de esta actitud externalizada y socializada es el prejuicio primario de la mente llamado concepto de espacio, tiempo y causa; ese es nuestro principal prejuicio. Los prejuicios tales como, “soy indio”, “soy alemán”, “soy un hombre”, “soy una mujer” son menores. Pero el mayor prejuicio
es: “Yo estoy en espacio y tiempo, y estoy en un sistema de relación causal”. Éste es el mayor prejuicio y nadie puede salirse del mismo.

Cualquiera sea la extensión de nuestro conocimiento, cualquiera sea la profundidad de nuestro genio, no podemos salirnos de la idea de que estamos en espacio y tiempo, y de que las cosas están conectadas en cierta clase de relación causal. No sólo eso — tenemos la idea de que las cosas están fuera de nosotros.

Ahora, estoy volviendo al punto de la diferencia entre ser y hacer. ¿Por qué ha surgido esta noción peculiar de que hay una distinción entre ser y hacer? Se debe a que uno se diferencia de la otra gente del mundo. Hay una distinción sutil entre uno y los demás. Tú no eres yo y yo no soy tú. Esto es algo muy simple de entender. Debido a que mi existencia —llamada “mi ser” — es diferente de la existencia de otra gente, tengo una necesidad de desarrollar una relación con otras personas. Esto se llama “hacer”. Entonces, la necesidad de hacer surge debido a que no soy uno con los demás y ellos no son uno conmigo. Si yo soy ellos y ellos son yo, la cuestión de hacer no surge, porque no hay nada por hacer.

Pero, no es cierto. Yo no soy ellos y ellos no son yo. Somos todos diferentes. Todas las personas tenemos existencia propia; ustedes existen. Y yo tengo una existencia propia; yo existo. Pero mi existencia es diferente de la suya, ¿no es así? Entonces, ¿cuál es la conexión entre mi existencia y la suya? Esa conexión se llama acción. Es por eso que ustedes hacen algo y yo hago algo. Así que tenemos la duda original en la mente de que existe una diferencia fundamental entre ser y hacer. Mientras seamos diferentes los unos de los otros, habrá una diferencia entre ser y hacer. No podemos salirnos de esta noción.

Esa es también la razón de la distinción filosófica que la gente hace entre conocimiento y actividad — o, en lenguaje sánscrito, jñana y karma. Hay una tremenda lucha filosófica con respecto a si el conocimiento es superior o la acción es superior. Todas estas dificultades han surgido debido a un error fundamental en el entendimiento de la misma situación humana. La cuestión de si el conocimiento es superior o la acción es superior surge de otra cuestión: ¿Yo soy uno con ustedes o diferente de ustedes? A decir verdad, si yo soy diferente de ustedes, entonces la acción no puede ser evitada; es superior, a su manera. Pero si hay una conexión entre ustedes y yo, ¿qué es esa conexión?
Ahora, ustedes están sentados allí, a varios metros de mí. ¿Ven alguna conexión entre ustedes y yo? Yo no puedo ver ninguna conexión. No hay ningún cable que los conecte conmigo — ningún hilo. No hay nada. Somos absolutamente diferentes unos de otros, y no hay la más mínima conexión entre nosotros.

Si ese fuera el caso, sería muy difícil vivir en este mundo porque, por un lado, tenemos un sentimiento compulsivo de que hay cierta conexión entre nosotros y los demás, y por otro lado, no podemos ver ninguna conexión. Es por ello que estamos peleando con otra gente. Todos los días ustedes pelean conmigo y yo peleo con ustedes. Yo estoy en desacuerdo con ustedes y ustedes están en desacuerdo conmigo. A mí no me gustan ustedes y a ustedes no les gusto yo. ¿Por qué surge esta situación? Se debe a que ustedes no pueden ver ninguna conexión conmigo y yo no puedo ver ninguna conexión con ustedes. Esta conexión no puede ser vista. Bien, es una verdad muy práctica. ¿Cuál es esa conexión? Ustedes están sentados allí. ¿Qué vínculo hay entre ustedes y yo?Absolutamente ninguno! Entonces, yo puedo hacerles cualquier cosa y ustedes pueden hacerme cualquier cosa a mí. Esto se llama guerra, batalla, tensión social; y no puede cesar mientras tengamos el sentimiento de que no tenemos conexión entre nosotros.

Pero hay otro rasgo particular en nosotros que nos hace sentir que no puede ser así. ¿Por qué siento simpatía por ustedes? ¿Por qué siento pena por ustedes? ¿Por qué me gusta hablarles? ¿Por qué me gusta ayudarlos? ¿Por qué me gusta tener cierta clase de relación social con ustedes si entre ustedes y yo no hay ninguna conexión en absoluto? ¿Entienden? Algo que no está realmente conectado con otra cosa no puede tener simpatía por la misma. Simpatía significa conexión. No es meramente una palabra psicológica; es también una palabra filosófica. Simpatía significa relación en armonía, cierta clase de conexión invisible. Incluso si ustedes están muy lejos — a mil millas de mí — pueden tener una relación conmigo. Pueden pensar en mí; y algunas veces los pensamientos establecen una relación mayor que incluso las relaciones físicas.

Entonces, por un lado, tenemos un sentimiento de que sin cierta clase de relación con otros, no podemos existir. Por otro lado, tenemos el sentimiento: “¿Qué conexión tienen conmigo? Yo soy una persona independiente. Iré adonde me plazca.” Algunas veces, la gente habla así. “¿Qué tengo que ver contigo? ¿Qué piensas que soy?”. Esa es la actitud pendenciera de la gente. Cuando uno está enojado, habla así, ¿no es cierto? “¿Quién crees que soy? Haré esto y aquello. ¡Me iré de aquí!” Uno dice lo que quiere. Ese es el resultado del otro aspecto de su naturaleza, que lo hace pensar erróneamente que no tiene conexión con la gente. Si tuviera una verdadera conexión con la gente, no hablaría así; sin embargo, algunas veces, uno tiene el sentimiento de que no hay conexión.

Por otro lado, uno se siente miserable cuando está absolutamente solo. Si yo los encerrara por tres días en una habitación donde no pudieran ver ningún rostro humano, se sentirían muy infelices. “No tengo amigos. No puedo ver a nadie. Es como si estuviera en una prisión.” ¿Por qué sienten eso? Si uno no tiene conexión en absoluto con la gente, debe estar feliz de estar totalmente solo. Pero esa no es la verdad; se sentirá miserable. Va a un negocio, al mercado, el cine; va a ver a toda clase de personas para establecer relaciones, haciendo parecer que uno no puede existir sin relacionarse.
Por lo tanto, la vida humana es una tensión entre dos aspectos que nos tiran en dos direcciones diferentes. Por un lado, sentimos que somos personas independientes. Y esa es la razón por la cual algunas veces nos volvemos egoístas. El egoísmo se debe al sentimiento ocasional de que somos independientes, sin ninguna conexión con otras personas, de modo que podemos explotar a otros o incluso destruirlos. “Yo soy independiente. ¿Por qué no debería destruir a otros? No tengo conexión con ellos.” Pero algunas veces sentimos que eso es muy fuerte, que no deberíamos hacer eso. Tenemos un sentimiento humanitario, un sentimiento de hermandad y unidad con la gente. Esta doble actitud de nuestra naturaleza es la causa de nuestro sufrimiento.

¿Por qué tenemos una doble actitud? Algunas veces sentimos que somos diferentes y, por lo tanto, podemos enojarnos. Otras veces sentimos que somos uno, entonces tenemos un sentimiento de afecto. La razón es simple. Una vez más, estoy volviendo al punto original de la distinción entre ser y hacer, que ha surgido el prejuicio natural central de que estamos en espacio y tiempo, y de que tenemos una relación causal con las cosas. ¿Estamos en espacio? ¿Estamos en tiempo? Si estamos en espacio, significa que estamos desconectados de otros, porque el espacio es sólo una forma de desconectar una cosa de otra. Es debido al espacio que ustedes parecen ser diferentes de mí. De otro modo, ¿cuál es la distinción? Si no hubiera espacio entre nosotros, nos fundiríamos en uno, ¿no es así? Pero el espacio nos impide fundirnos. Entonces, podemos decir que el espacio es el primer demonio que ha creado esta distinción de pensamiento, sentimiento, acción, etc.

El intento de ser espiritual es el esfuerzo de la realidad más profunda de nuestra naturaleza por manifestarse y superar este prejuicio de que estamos en espacio y tiempo, y que tenemos relaciones causales. La noción de que estamos en espacio, tiempo y causa es un error de pensamiento. Si esa fuera la verdad última de las cosas, todos los problemas de la vida habrían terminado en un minuto — cada uno habría pensado que cualquiera puede hacer cualquier cosa. No habría necesidad de regla, ley, regulación, gobierno o cosas por el estilo.

Cualquier tipo de sistema, cualquier clase de metodología u organización es una indicación de que las cosas no están realmente desconectadas en espacio y tiempo. ¿Por qué queremos un gobierno? ¿Por qué queremos un sistema de trabajo en absoluto? ¿Por qué debería haber alguna clase de organización si todo está desconectado? La organización es la unión de factores que son aparentemente diferentes. Pero si realmente fueran diferentes, no podríamos unirnos, de modo que todo nuestro esfuerzo sería un fracaso. Todo carecería de sentido en esta vida. Pero eso no es lo que nos dice nuestro corazón. Éste nos dice que hay cierta unidad entre las cosas. Siempre hablamos de organización y metodología, de trabajo, sistema, ley y orden, regla y demás. ¿Por qué estamos hablando de esas cosas si todo está desconectado?

Así, toda la vida humana es un drama de dos escenas, ser y hacer. Ser es lo que somos. Hacer es lo que tratamos de manifestar para que éste ser se vuelva cada vez más completo. ¿Por qué hacemos algo? ¿Por qué actuamos? ¿Por qué trabajamos? ¿Por qué realizamos alguna función? ¿Por qué establecemos relación con algo en el mundo — gente u otras cosas? Se debe a que nuestro ser es limitado. Hay un “ser” Prof. Jack, un “ser” Elizabeth y demás — pequeños seres — y ellos se sienten muy finitos y miserables.

Queremos expandir nuestro ser, lo que estamos tratando de hacer al conectarnos con otros seres — este ser, aquel ser y cientos de seres. Si se juntaran muchos seres, parecería que el ser se ha agrandado. Es por eso que nos sentimos felices cuando estamos en medio de muchos amigos y admiradores, y tenemos un sentimiento de que si hubiera un gobierno mundial sin ningún ejército nacional, estaríamos muy felices, tal vez. ¿Por qué debería haber muchas naciones y muchos ejércitos? Que haya sólo un gobierno para el mundo entero. Entonces nos sentiríamos más seguros. Sentimos así debido a que tenemos una sensación de estar unidos con muchos seres en una unidad mayor, mientras que ahora sentimos que somos seres limitados.

Por lo tanto, incluso nuestro hacer o nuestra acción es sólo una necesidad que sentimos por expandir nuestro ser. Así, en última instancia, “ser” es la verdad, no “hacer”, porque nuestro accionar es sólo para el ser. Nuestra existencia presente es insuficiente, es limitada, es física. Está sólo en un lugar, separada de otra gente, de otros seres, mediante espacio, tiempo, etc. Queremos expandir esa existencia, pero lo estamos haciendo de modo inadecuado. Sólo porque nos demos la mano con otra gente o tomemos el té con ellos a la misma mesa, o que hablemos con la gente en una conferencia, no significa que nuestro ser se haya expandido. Por más que tratemos de sentarnos junto a miles de personas y de tener una actitud amigable hacia ellos, ellos seguirán siendo ellos y nosotros seguiremos siendo nosotros. Tarde o temprano, pelearemos. ¿Por qué? Éste es un método artificial de generar la expansión de la existencia con la unidad de la gente. ¿Cómo podemos unirnos con esa persona? Podemos sentarnos en la falda, podemos sentarnos sobre su cabeza — pero aún entonces, seremos diferentes de esa persona, ¿no es así?

Ésta es la razón por la cual los meros métodos de unidad sociológicos, políticos, económicos y externos han fracasado, desde tiempos remotos. Todos los grandes imperios han caído, incluyendo el imperio romano, el griego, el asirio y el babilónico. Todo se ha ido por tierra debido a que todos esos eran métodos erróneos que la gente intentó, con motivo piadoso sin duda, por generar cierta unidad que no puede tener lugar meramente apilando particulares.

Juntar a la gente en una unidad social es sólo un amontonamiento de particulares, y eso no es verdadera unidad. En última instancia, lo que estamos tratando de hacer es una existencia única. Todos nuestros seres deberían unirse en uno solo, como un solo océano que tiene todas las gotas en su interior. No podemos ver muchas gotas en el océano. Aunque haya muchas gotas, son sólo una. En última instancia, todo el océano es sólo una gota, es una gran gota, pero contiene pequeñas gotas que no podemos separar. Si juntamos muchas piedras o partículas de arena, no podemos llamarlas una unidad. Cada partícula de arena es diferente de las otras. Así, unirnos socialmente, políticamente, económicamente y externamente es como tratar de unir millones de partículas de arena. Nunca se unirán. Las partículas de arena son diferentes entre sí a pesar de estar en una misma canasta. Por lo tanto, espiritualidad — ahora estoy yendo al punto original — no es mera relación social, aunque mucha gente piensa que eso también es parte de la espiritualidad. La espiritualidad puede manifestarse más tarde como relación social, pero no es idéntica con ésta. La espiritualidad es la conciencia de la existencia. En sánscrito, la llamamos sat; sat significa Pura Existencia. No es existencia limitada, porque todo aquello que está limitado es infeliz. Ésta es la razón por la cual queremos volvernos más ricos y más poderosos. ¿Cuánta riqueza queremos? Queremos todo Brasil; queremos Sudamérica entera, queremos la totalidad de ambas Américas. Queremos el mundo entero, el cielo, el sol, la luna y las estrellas — y, aún así, no somos felices. ¿Por qué es que tenemos
tales deseos? Queremos expandir nuestro poder ilimitadamente; queremos expandir nuestra riqueza ilimitadamente; queremos expandir nuestra existencia ilimitadamente. Hasta no alcanzar esto, no seremos felices. Por lo tanto, el hombre es infeliz. Es infeliz debido a su existencia limitada.

La espiritualidad, para volver una vez más al punto, es la expansión de la existencia. Y toda acción que realizamos es también parte de la existencia. Tiene por objetivo expandir la existencia. Es por ello que se dice que Karma Yoga es un yoga en sí mismo para lograr la realización de Dios. Ustedes se preguntarán qué conexión hay entre karma y Dios. La conexión es simple. Toda clase de relación con otros es un intento del alma por llegar a una unidad de existencia en un gran tamaño que se expande a la infinitud entera. Éste Ser Supremo es llamado Dios. Llamamos Dios al Ser Supremo porque hay sólo un Ser. Y todos los seres juntos, mucha gente sentada junta, no son un ser — al igual que la analogía mencionada anteriormente, muchas partículas de arena no hacen a una partícula de arena. Nosotros nos fundimos en el Ser de Dios como las gotas se funden en el océano.

Por lo tanto, en nuestro intento de ser espirituales, no estamos tratando de establecer una relación exteriorizada con las cosas, porque la exterioridad desaparece en el Infinito. No hay exterioridad allí. El Infinito es universalidad, de modo que debemos hacer una distinción entre universalidad y exterioridad. Todas nuestras actividades son exteriorizadas; por lo tanto, cualquiera sea el éxito aparente de nuestras acciones exteriorizadas, finalmente son un fracaso; a menos que sean cargadas con una conciencia espiritual que es la conciencia de la verdadera unidad del Ser. En última instancia, es un único Ser el que está trabajando. Eso es lo que nos dicen nuestras religiones. Es Dios trabajando.

Cuando decimos que Dios trabaja, no significa que algún otro esté trabajando. Nosotros también tenemos una noción errónea de Dios, que Dios significa algún otro. Hacemos una distinción entre Dios, el mundo y el hombre. Esto es, una vez más, debido al prejuicio de espacio, tiempo y causa. ¿Por qué pensamos que Dios está en los cielos y afuera de nosotros? Esto se debe al espacio. Hacemos una distinción espacial entre nosotros y Dios. El concepto de Dios trasciende la idea de espacio, tiempo y causa. Éste es el verdadero Ser, inseparable de nuestro ser e inseparable de los seres de otras personas también; de modo que sólo puede haber un Ser. Esta conciencia de la totalidad del Ser — no meramente un agregado de particulares sino una verdadera fusión del Ser — es el objetivo de la espiritualidad. Esta conciencia tiene que manifestarse en nuestra acción.

Hace dos días, un visitante vino y me preguntó, “Swamiji, usted está trabajando tanto. ¿No se siente perturbado o distraído en sus meditaciones?” Le dije, “No estoy trabajando. Si estuviera trabajando, estaría distraído.” Entonces, le pregunté: “Aquí hay una mesa. ¿Qué ve? ¿Es un escritorio o es madera? ¿Qué es?” El dijo, “Es un escritorio”. Le dije, “Yo digo que es madera, porque ‘escritorio’ es sólo un nombre que uno le da a una posición particular de la madera. La posición de la madera no es un objeto en sí mismo, de modo que uno no puede decir que haya tal cosa como un escritorio. Sólo hay madera; la madera ubicada en un contexto particular es llamada escritorio. ¿Puede considerar a un contexto o una posición como un objeto en sí mismo? No. Puedo poner la misma madera en otra posición y se convierte en un catre. En una tercera posición, se convierte en una silla, ¿no es así? De modo que no hay tal cosa como silla, no hay tal cosa como mesa, no hay tal cosa como escritorio; hay sólo madera. Yo también, en mi humilde forma, trato de ver que no existe tal cosa como trabajo. Es solo la conciencia que existe, del mismo modo en que la madera existe detrás de la mesa.”

Él dijo, “Es muy difícil entender esas cosas”. Le dije, “Es muy difícil. ¿Qué puedo hacer? Pero una vez que uno se habitúa a esta forma de pensar, toda su actividad se convierte en una manifestación de su ser. Uno mismo se está moviendo en sus acciones, como el océano se mueve a través de las olas. De modo que uno no está haciendo nada externo con respecto a sí mismo; por lo tanto, el karma no puede atarlo. Ese karma que no puede atarlo es el llamado Karma Yoga. Cuando uno mismo es la acción, ¿cómo puede ésta atarlo? Uno no se ata a sí mismo. Si uno tiene tantas confusiones en su cabeza — como que su acción es algo externo con respecto a sí mismo, procediendo de uno, a través de espacio y tiempo, hacia algún otro — entonces, esa acción reaccionará sobre uno. Éste es el llamado justo castigo del karma. Éste es el karma que ata.”

Por lo tanto, es muy difícil incluso concebir qué es la verdadera espiritualidad. Yo solo les he dado una idea acerca de ello. Es imposible mantener una conciencia de lo que la espiritualidad es. Incluso es imposible tener en la mente la idea de ello, mucho menos practicarlo. No entrará en la cabeza de la gente. Pero una vez que se vuelve parte de nuestra forma natural de pensar, nos convertimos en superhombres desde ese mismo momento. Ese es el objetivo de nuestra vida.

Libro completo: Verdadera Vida Espiritual

jueves, 26 de julio de 2018

El individuo y el cosmos


El objetivo del yoga es llevar a cabo una comunión entre el individuo y las estructuras cósmicas y darse cuenta de la Realidad última. El yoga pone ante nosotros el objetivo de una unión en donde el infinito y la eternidad parece que se unen. El objetivo del yoga es elevar la situación de la persona a nivel cósmico, y eliminar la falsa diferencia entre lo individual y lo cósmico. El cosmos nos incluye a nosotros y a las cosas. El individuo es parte del cosmos. Entonces, ¿por qué nos referimos separadamente a la persona? Este es un error que el yoga corrige eficazmente. Considerar el cosmos como un objeto externo sería como desafiar su verdadero significado. Imaginarnos a nosotros mismos como sujetos contrapuestos a un objeto llamado cosmos, sería entorpecer la comprensión del cosmos e interferir con su armonía y funcionamiento. El yoga corrige este error y de esta manera el mortal se vuelve Inmortal. En la medida en que el individuo es parte del cosmos, este logro no será difícil. El individuo no está separado de lo cósmico, pero parece que hay cierta confusión en la mente del individuo que ha provocado un aislamiento artificial de sí mismo del resto del universo. Esta confusión se llama ajnana, o avidya, lo que en realidad significa una ausencia o negación del conocimiento verdadero. Aquí entramos en los dominios de la psicología profunda.

Extracto de "El Sistema Yoga"

viernes, 13 de julio de 2018

IMPORTANCIA DE ESTAR SOLO


Capítulo 7

Es muy difícil tener un concepto claro del propio propósito en la vida y éste es precisamente el factor que va a generar éxito en yoga. Una mente revuelta no es apta para yoga. Nosotros no estamos chapoteando en cierta actividad confusa cuando emprendemos la vida espiritual. No puede haber un emprendimiento más serio que adoptar el sendero espiritual; mientras que es difícil entender lo que en verdad significa, es muy fácil mal entenderlo, mal aplicarlo y malinterpretarlo que ir de cabeza en una dirección que uno puede confundir con el movimiento correcto que tiene que tomar.

Un discípulo sincero, un buscador, un día me preguntó: “Si tengo que entrar al Absoluto, ¿qué sadhana debería practicar?” Aunque aprecié mucho la pregunta, también sentí la seriedad envuelta no sólo en la pregunta misma sino en el fondo de todo el proceso de pensamiento en esta conexión. Mi respuesta a esta pregunta fue inmediata: “Tienes que fundirte en líquido y unirte con todo. Esta es la sadhana que tienes que hacer si quieres entrar hoy al Absoluto.” Pero, ¿quién está preparado para fundirse en líquido? Somos duros como piedra. Ni siquiera la piedra es tan dura como nosotros. Nuestros apegos son muy intensos; ni las cadenas de hierro son tan fuertes como nuestro apego. Pero somos personas auto-engañadas, bajo la noción de que no tenemos apegos. Estamos inmersos en un cenagal, pero bajo la impresión de que estamos caminando por un camino trillado que nos lleva directo hacia Dios.

La sadhana principal para entrar al reino de Dios es el desapego — estar libre de apego. No se necesita nada más. Estar libre de apego es algo desconocido para nosotros. El gran Patañjali propone, en sus aforismos de yoga, un proceso gradual de desapegarse de las apariencias. El apego no es otra cosa que conexión con apariencias y nosotros estamos conectados en miles de formas con ellas. Nuestros apegos no son con respecto a una o dos cosas, o a unas pocas cosas solamente. Estamos atados con una red de múltiples relaciones. Algunas de ellas son conocidas para nosotros conscientemente, en nuestra mente, todos los días, pero muchas de ellas son desconocidas para nosotros.

Hay que recordar que una de las condiciones esenciales del buscador de yoga es ekantavasa o aislación, soledad. En estos días, maestros inexpertos dan nociones erróneas a la gente diciendo que podemos estar en el medio de una ciudad y aún practicar sadhana. Aunque esto parece muy bien y suena bien como teoría y doctrina, es una total imposibilidad cuando en verdad tratamos de practicarlo. Los maestros de la antigüedad que dijeron que la soledad es necesaria no eran tontos. Aunque al final, en la consumación, puede ser posible que encontremos un bosque solitario en la densidad de la ciudad de Nueva York, la consumación no debería ser identificada con el comienzo. Sería como poner el carro delante del caballo.

En conexión con esto, recuerdo una analogía muy hogareña de Shri Ramakrishna Paramahamsa. El fuego consume ghi. Cualquiera sea la cantidad de ghi que pongamos en el fuego será quemado por éste. Sí, esa es una gran verdad, algo que todos conocemos. Pero supongan que echamos un montón de ghi sobre una chispa de fuego, ¿la chispa quemará el ghi? El fuego mismo se extinguirá. Primero, el fuego debería convertirse en un gran incendio. Luego, podemos agregar todo el combustible del mundo en él y lo reducirá a cenizas. Nuestro fuego de aspiración será entonces capaz — sólo entonces, no antes — de quemar toda la suciedad y el polvo de este mundo incluso si se le arroja éste en grandes montones. Cuando sólo somos una chispa luchando por abrirse camino que no ha sido capaz siquiera de dar el primer paso de yoga, si todo el peso del mundo fuera cargado sobre nosotros, ¿qué sucedería? No podríamos enfrentarlo. Seríamos pulverizados.

Es por eso que no deberíamos, desde el comienzo mismo, el principio, cometer el error de creer que somos maestros, que podemos enfrentar al mundo. Ni siquiera un Arjuna pudo enfrentar a las fuerzas Kauravas. Eran terriblemente poderosas. El mundo no es tan simple como parece ser. Es un feroz oponente ante nosotros, capaz de dejarnos patas para arriba inmediatamente si no somos lo suficientemente cuidadosos acerca de ello.

A Shri Aurobindo, el gran yogui, le gustaba decir que hay tres procesos en la práctica de yoga: Retirada, inmersión y elevación. Esos eran sus conceptos de los tres procesos en la práctica de yoga. Al comienzo, no podemos sumergirnos en Dios, aunque esa sea nuestra intención final. No deberíamos pensar, “Estaré en medio de las atracciones, las oposiciones, etc., y luego me sumergiré en mi objetivo espiritual”. Al principio, se necesita abstracción, retirada y renuncia. Aunque la retirada no es el fin último de yoga, es una parte muy necesaria de yoga. La aislación se hace incluso en los tratamientos médicos, aunque no significa que debamos estar aislados para siempre, a lo largo de toda nuestra vida. El propósito de la aislación es curarnos de nuestra enfermedad, y cuando estamos saludables, bien, nos podemos mover entre otros.

La mente está acostumbrada a gozar a través de los sentidos. Satisfacción es lo que estamos pidiendo y buscando en todo momento de nuestra vida. Queremos placer, satisfacción; no queremos ninguna clase de dolor u oposición. Nuestros sentidos y nuestra mente son usados para una vida relajada, donde siempre cedemos incluso a la menor presión de los instintos más bajos en nuestro interior. Aprovechamos incluso la primera oportunidad que se nos da para la satisfacción. Si hay una oportunidad para la indulgencia, seremos los primeros en aprovechar esa situación. No nos detendremos a pensar, “¿Es necesario para mí? ¿Por qué debería ir por eso? ¿Es necesario o innecesario?” Nosotros pensamos que los placeres nunca son innecesarios; son siempre necesarios, y cualquier cantidad de placer será bienvenida. Nunca vamos a decir que hay un exceso de placer; tal cosa nunca puede suceder. No ha sucedido nunca que pensemos que las satisfacciones han sobrepasado sus límites, porque ellas nunca pueden ir más allá de sus límites. Hemos crecido en tal atmósfera. Hemos nacido en tal condición y vivimos en ella.

¿Cómo va a ser posible para nosotros ser renunciantes, retirarnos de las apariencias, cuando éstas son parte de nuestra vida? Vivimos en un mundo de apariencias. Somos cuerpos exteriorizados, ocupados en cuestiones innecesarias. Exterioridad es la textura de nuestra vida. Parāñci khāni vyatṛṇat svayambhūḥ (Katha 2.1.1), dice Kathopanishad. El Creador Mismo proyectó los sentidos hacia el exterior, por así decir, de modo que ellos nunca pueden pensar en nada que no sea en términos externos. Nuestros pensamientos están exteriorizados, nuestras percepciones están exteriorizadas, nuestros juicios están exteriorizados y nuestros gozos están exteriorizados. En este mundo, no hay otra cosa que no sea exterioridad. El mundo entero de la creación es una escena de externalización que se vuelve cada vez más intensa, cada vez más complicada e involucrada; eso se llama samsara. Pero yoga es el proceso contrario, un movimiento por la corriente de retorno.

Por lo tanto, lo primero que tenemos que hacer es encontrar tiempo para estar solos. No nacimos en este mundo con amigos, esposos, esposas e hijos, con cuentas bancarias o relaciones de cualquier tipo. Nacimos desnudos, sin una tira de tela sobre nuestro cuerpo y sin nadie que pudiéramos llamar propio; y ésta es también la misma condición en la que dejamos el mundo. Es sólo en el medio que hacemos un gran lío bajo la noción de que el mundo entero en nuestro. Así como vinimos, también nos vamos. La verdad se revela cuando nacemos y también cuando nos vamos. La irrealidad está en el medio, cuando estamos totalmente confundidos en nuestras cabezas.

Una vez, un gran pensador y místico lo dijo en un hermoso estilo: El sendero espiritual es el vuelo del solo al Solo. No es una multitud que va a Dios. Tal cosa es impensable. Es muy importante recordar que estamos solos en este mundo incluso ahora. Aún hoy, en este mismo momento, estamos solos.

Podemos tener la impresión de que tenemos muchos amigos a nuestro alrededor. Ésta es una noción falsa. Los llamados amigos y relaciones que tenemos a nuestro alrededor en la forma de seres humanos y posesiones de diferentes tipos son un falso entorno creado a nuestro alrededor para engañarnos y embaucarnos en el sendero equivocado. Esas posiciones, esos amigos, parientes, etc., no nos van a ayudar cuando estemos en un momento crítico o en tiempos de peligro, porque nuestra relación con la gente es artificial. Cualquier cosa que sea artificial no durará mucho. Nuestra conexión con otra persona en este mundo no es genuina, no es natural, no es orgánica; por lo tanto, no puede funcionar cuando llega el momento para ello. ¿Por qué es así? Esto se debe, para decirlo en una jerga muy filosófica, a que la conexión de un sujeto con un objeto es temporal. Es un ardid generado para la percepción sensorial y un sentimiento falso de satisfacción, y para generar un sentido de satisfacción para la individualidad conducida por el ego.

Un sujeto no puede estar conectado con un objeto, porque no hay medio de conexión. Hemos oído en lógica que “A” no puede ser “B” y “A” no puede estar conectada con “B” de modo alguno, en absoluto; y si hubiera un medio para conectar “A” con “B”, “B” dejaría de ser “B”; se conviertiría en una parte de “A”. El sólo hecho de que consideremos a otra gente como “otros” muestra que ellas no están relacionadas con nosotros esencialmente. De otro modo, ¿por qué los consideramos como otros? La cualidad de otro es el rasgo que desconecta todo de todo lo demás y, aún así, tenemos la impresión de que somos un total de amistad, hermandad, etc.

Hay rasgos peculiares en nosotros, en cada uno de nosotros, lo cual puede manifestarse en cualquier momento y puede afectar y destruir incluso la mejor amistad y relación. Ahora mismo, yo me puedo comportar con ustedes de manera tan hostil que ustedes no querrían ver mi cara a partir de mañana. Con todo el respeto que tienen por mí, yo me puedo comportar con ustedes de tal forma indeseable que ustedes no me verán otra vez. Pero la gente no conoce estas cosas e incluso si las conociera, no querrían revelarlas, debido a lo que llaman, “seguir en el mundo”. No hay tal cosa como verdadera amistad en este mundo. Es un nombre inapropiado. Pero nosotros estamos atrapados en este reto de noción errónea, de creencias tontas de que el mundo nos apoyará y nos ayudará, y de que tenemos muchas cosas a nuestra disposición. Yoga quiere poner fin a esta falsa creencia y llamar las cosas por su nombre, como dicen.

Debe salir la verdad tal cual es. La enfermedad debe ser extirpada desde sus raíces y es inútil decir, “Todo está bien, todo está bien. El paciente está mejorando.” No está mejorando. Estamos haciendo una afirmación falsa. Se está preparando para partir, aunque decimos que está mejorando. Eso es lo que estamos diciendo con respecto a todo en este mundo, incluyendo nosotros mismos. Somos criados y educados bajo falsas condiciones y esa falsedad se ha convertido en parte de nuestra naturaleza. No sabemos qué es la verdad ni tampoco le queremos, porque la verdad es lo más amargo en el mundo. Yoga parece algo muy amargo, indeseable y aterrorizador cuando en verdad tratamos de entender lo que es, porque nuestras dulces relaciones de leche y miel parecen esfumarse sin dejar rastro en el momento en que entramos en la llamada amarga atmósfera de yoga. Pero esta amargura es necesaria porque es la amargura del medicamento que va a curar nuestra enfermedad, nuestra afección.

¿Por qué parece amargo siendo que va a hacer bien después? Esto se debe a que es aparentemente lo opuesto de las falsas nociones de satisfacción implantadas en el ego en nuestra llamada individualidad corporal. Aquí hay una pregunta simple: ¿Pueden sentarse absolutamente solos en su habitación por un solo día sin hablar con nadie, sin ver el rostro de nadie? Sólo por un día, no vean el rostro de nadie ni hablen con ninguna persona. Solo vean su condición. Serán como un pez fuera del agua. Es un horror estar así. Al siguiente día parecerán medio locos porque en todo el día no han visto a nadie ni han hablado con ninguna persona. Esto muestra el material del que estamos hechos, cuál es en verdad nuestra sustancia. Estamos huecos, sin ninguna sustancia real propia. Si tuviéramos una sustancia propia, estaríamos más felices cuanto más solos estamos. Esa es la prueba del progreso en espiritualidad: ¿Estamos felices cuando estamos solos o nos sentimos miserables?

Nuestra verdadera naturaleza es Soledad en un sentido muy, muy especial. No es una soledad física en la que estamos hablando aunque, después de todo, ésta también tiene cierto significado, en un estado en particular. Es una clase de soledad que aumenta su intensidad y expansión en la medida en que continuamos avanzando más y más en la práctica de yoga. Al comienzo, es una pequeña soledad, casi identificable con nuestra soledad física corporal a la que hice referencia cuando dije que traten de estar solos en su habitación; pero ese no es el verdadero significado de Soledad. Ésta tiene una connotación psicológica más profunda y, finalmente, un significado espiritual muy profundo.

Dios es la Soledad Suprema, para decirlo en términos apropiados. Él no tiene amigos. Dios no tiene asistentes, secretarios, ejército o policía; Él no tiene nada que pueda llamar propio. La Soledad Suprema es Dios Mismo, pero Su Soledad es diferente de la soledad que nosotros podemos pensar en nuestras mentes. Porque Dios es todo, llamamos a esa totalidad una clase de Soledad en un sentido muy especial, el cual no es fácil de entender para nosotros. Pero esa supremacía universal de la Soledad está reflejada en nuestra vida diaria y pide reconocimiento todos los días, a cada momento de nuestro tiempo.

Cuando estamos disgustados con las cosas, algunas veces nos gusta estar solos. A menudo, pareciera que estamos hartos de las cosas, por varias razones. Entonces no queremos hablar con la gente. En ese momento, aparece nuestra verdadera naturaleza. Si hemos perdido todo, no queremos hablar con la gente en ese momento. Nuestra verdadera naturaleza se manifiesta si oímos que alguna catástrofe ha sucedido y que nuestros parientes han muerto en un accidente, toda nuestra propiedad se ha perdido y lo que sea que consideramos nuestro ha sido llevado por poderes que están más allá de nuestro control. Entonces, no queremos hablarle a la gente. Nos gustaría encerramos en una habitación y llorar. Ese encerramos en una habitación y llorar es, en última instancia, nuestra naturaleza esencial. Eso es lo que nos va a suceder algún día. Cuando nacimos, lloramos; cuando nos vayamos, también lloraremos. En el medio, sonreímos como si todo fuera hermoso.

Ahora, es muy importante que pensemos en esta cosa peculiar de la que estoy hablando, esta soledad, y es muy esencial que la entendamos. Como mencioné algunos días atrás, en la práctica de yoga hay un intento de salir gradualmente de las relaciones, comenzando primero con las apariencias y moviéndose más tarde hacia el interior. De allí que se mencione en el Bhagavad Gita, viviktasevī laghvāśī yatavākkāyamānasaḥ (Gita 18.52): “Recurre a lugares aislados”. Este recurrir a lugares aislados es lo primero en yoga; todo lo demás viene después. Sentarse en una postura practicando pranayama y meditación es posterior. Primero nos tenemos que encontrar en un estado de soledad.

Inicialmente, se puede hacer esto tratando de encontrar tiempo para estar solo, al menos una hora todos los días, sin hablar con la gente. ¿Pueden estar solos, al menos una hora al día? Esto es lo menos que uno puede esperar de ustedes. Tomen la decisión; hagan un voto: “Durante una hora al día, no hablaré con nadie”. Pero si están tentados de hablar con la gente, entonces al menos cierren su puerta de modo que nadie entre y no haya posibilidad de hablar. Durante una hora el día, no abran la puerta. Ustedes estarán adentro de su habitación y nadie entrará allí en ese momento. Se podrán preguntar, “¿Qué voy a hacer durante una hora?” Lo que sea. Puede que al comienzo no sean capaces de hacer nada. Que así sea. No hagan nada; sólo estarán mirando el reloj para ver cuándo termina esa hora. Incluso si eso les sucede, no importa; no abran la puerta por una hora.

Muchas veces, cuando hacen japa, se lo pasan mirando cuánto han completado del mala, porque están hartos de eso. Están cansados. Durante una hora al día, no abran la puerta; estén solos, lean el Gita, lean el Sermón de la Montaña, lean el Dhammapada, lean el Bhagavata, lean el Ramayana o hagan lo que quieran. Incluso pueden cantar y danzar si quieren, pero no abran la puerta. Gradualmente, se acostumbrarán a esa forma de vivir solos durante una hora. Luego, más tarde, pueden hacer algo positivo y sustancial durante esa hora en vez de solamente esperar que pase. Pueden recitar un mantra o un nombre divino — en voz alta, no mentalmente. Canten el nombre divino durante una hora o reciten en voz alta los versos del Bhagavad Gita. Se puede poner en práctica algo noble durante ese tiempo. Paulatinamente, deberían incrementar el tiempo. Generalmente, se acepta que cuando uno puede estar solo durante tres horas continuadas, puede decirse que ha dominado esta técnica de la soledad hasta un punto apreciable; y cuando puede sentarse en una postura durante tres horas continuadas, se dice que ha logrado lo que se llama asana jaya — esto es, perfección en asana.

Si uno puede sentarse en una postura durante tres horas continuadas, eso es perfección. Si puede estar solo durante tres horas continuadas, eso es un gran logro. Pero todo eso no es más que aislación física. Hay muy poco de elemento espiritual en ello, porque incluso si uno está solo durante una hora, durante dos o tres horas, su mente puede estar vagando por las tiendas y pensar en toda clase de cosas. Aun si ese es el caso, estén físicamente solos por una hora, dos horas, tres horas.

Después de aprender a estar solo físicamente, hay que tratar de estar sólo psicológicamente. Éste es el siguiente paso en yoga. La soledad psicológica es una técnica más difícil que la soledad física. Pueden encerrarse en su habitación, cerrar con llave la puerta y estar físicamente solos, pero no pueden cerrar con llave la puerta de la mente — al menos, eso es muy difícil. No pueden mantener a la mente en un armario y decirle que no vea a nadie, que no hable con nadie y cosas por el estilo. La mente no escuchará ese consejo. Aunque ese retiro, ese aislamiento, esa soledad, pueda ser practicable hasta cierto punto, la soledad mental es casi una imposibilidad para mucha gente. En última instancia, es soledad mental lo que estamos buscando mediante ese habituarse a la soledad física al comienzo.

Desde el estado de desapego físico, una pasa a un estado de desapego mental. Como dije, yoga es esencialmente liberarse del apego; y al comienzo, tiene que tomar la forma de desapego físico, aunque ese no sea el verdadero yoga. El desapego físico no es suficiente porque uno puede estar mentalmente apegado y eso es peor. Pero, ¿cómo se puede llegar a un estado de desapego mental? Como el ejemplo que les di el otro día de liberar su ropa de las garras de las espinas en una jungla, esta personalidad, que es mente y cuerpo combinados, tiene que ser gradualmente liberada de las garras del apego — primero, mediante el desapego físico y luego, mediante el desapego psicológico. 

Entonces, al comienzo es necesario estar libre de la atmósfera de las tentaciones físicas, las atracciones, los apegos, etc. no vivan en lugares donde puedan ser físicamente tentados, atraídos, distraídos o seducidos. Deberían evitar tales atmósferas. Eso es lo menos que uno puede hacer, porque eso es absolutamente esencial antes de poder intentar el arte superior de liberarse de los apegos mentales.

¿Por qué van a los ashrams? Ustedes van a monasterios, catedrales conventos y demás. ¿Cuál es el propósito? El propósito es volverse físicamente incapaz de ser tentado o distraído por canales no deseados, porque la atmósfera y las condiciones de un monasterio o una atmósfera monástica son tales que uno está físicamente impedido de ir por el mal camino, aunque mentalmente pueda ser indulgente. Nadie puede controlar a la mente. Mentalmente, uno puede estar haciendo las peores cosas pero aún así, físicamente, puede estar completamente restringido en sus movimientos hacia la indulgencia. Pero una limitación prolongada del movimiento físico hacia direcciones erróneas será altamente contributiva para la práctica más importante en la que uno se debe embarcar — a saber, la liberación de la mente del pensamiento en objetos y su apego a los mismos.

martes, 3 de julio de 2018

EL MOKSHA GITA

INTRODUCCIÓN


Éste es el “Moksha Gita” o “Canto de Liberación”. Practicando sus enseñanzas uno se libera de toda esclavitud y se vuelve inmortal. Moksha Gita es un tratado exhaustivo sobre la sabiduría más elevada del Advaita Vedanta. Después de leer este bendito Gita, uno no puede más que evolucionar a un estado espiritual superior. El solo estudio del Moksha Gita es suficiente para guiar al aspirante sincero en el sendero del Jñana Yoga. El Moksha Gita aclarará todas sus dudas y lo elevará a la Verdad de la Conciencia del Ser. Habiendo estudiado, entendido y experimentado esta elevada filosofía espiritual, uno no necesita hacer nada más para la Liberación. Esto lo llevará a la meditación más elevada en Brahman. El conocimiento del método expuesto aquí para la obtención de Moksha termina con el sufrimiento y da un consuelo único al corazón. Es la esencia de todo lo mejor, lo noble y lo sublime. Todo buscador de Brahma-Jñana debería estudiar este libro. El mismo despejará su ignorancia y lo elevará a la Conciencia superior de la Realidad. Este Gita es una exposición de la forma de alcanzar el estado del Supremo Satchidananda — ¡Existencia Absoluta, Conocimiento Absoluto y Felicidad Absoluta! ¡Éste es el Brahma-Vidya supremo!

El primer capítulo trata de la llegada del buscador de Liberación al Brahmanishtha Guru. El aspirante siente los sufrimientos del Samsara, las imperfecciones de la vida mundana y la miseria de la existencia individual, y corre en busca de ayuda hacia el
Maestro Espiritual que ha trascendido la conciencia de la vida fenoménica y está establecido en Brahman. El Maestro lo instruye en el Jñana supremo, por medio del cual uno alcanza la Inmortalidad y la Beatitud Suprema. En este capítulo, se afirma el estado del Ser que no tiene nacimiento ni muerte.

La naturaleza del Brahman Eterno es descripta en el segundo capítulo. Brahman es la única Realidad. Ese es el objeto de búsqueda de todas las religiones y filosofías. Brahman es Luz, Poder, Sabiduría y Felicidad Absoluta. Es la Sede de la Inmortalidad. Es el Ser de todo. Todos los pensamientos y todas las acciones deben estar dirigidos hacia la realización del Brahman Uno.

La naturaleza de la Ilusión Divina, Maya, es explicada en el tercer capítulo. Maya es el Poder o la Shakti de Brahman que oculta la Realidad de Brahman y proyecta la irrealidad del mundo y el individuo. Ishvara es una limitación por medio de Maya. Todas las pasiones, los deseos y los malos rasgos se deben a la creencia en la existencia del mundo que, en verdad, es inexistente. La eliminación de esta Maya por medio del Conocimiento de Brahman es Liberación o Moksha.

El capítulo cuarto es la descripción de la naturaleza de Avidya o Maya en relación al Jiva. Avidya limita el Ser real a la condición de Jiva y lo encierra dentro del egoísmo de la separación, el sentido de ser el que actúa y el que goza. Cuando se disipa Avidya, el
universo entero desaparece de la vista y sólo se contempla al Brahman Supremo. Avidya es Maya en miniatura. Es la causa de la aparición de los cuerpos externos del individuo.

El capítulo quinto trata sobre la naturaleza del universo. El universo entero es una irrealidad, un sueño de la Conciencia. Es una mera superposición en Brahman. La creencia en la realidad del universo es la causa de nacimiento y muerte, deseo y actividad mundana. El universo entero es un efecto de Vikshepa-Shakti de Anadi-Maya. Genera ilusión en todos por medio de su Avarana-Shakti.

La naturaleza de la mente es explicada en el capítulo sexto. La mente es una materialización de la Conciencia, una expresión o endurecimiento del Ser omnipresente. La mente es la causa del egoísmo. La mente es Avidya misma. Ha desarrollado el hábito de correr siempre hacia el exterior. El control de la mente y su fusión en el Ser es el propósito de toda la Sadhana. La mente tiene un carácter muy inestable y no puede existir sin dualidad. Sólo puede ser destruida mediante la meditación.

El método de la Sadhana vedántica es expuesto en el capítulo séptimo. Adhyaropa debería ser eliminada por medio de Apavada. No se puede practicar Sadhana sin purificar primero la mente. Una vez que uno está establecido en la práctica de las calificaciones preliminares de Sadhana Chatushtaya, es apto para comenzar con la verdadera Sadhana por medio de Shravana, Manana y Nididhyasana. Los Mahavakhyas de los Upanishads indican la identidad del Ser con Brahman; de allí que haya que meditar en su significado. Una renuncia completa a los tres mundos con su contenido es necesaria antes de comenzar la Sadhana de la Realización del Ser. Sólo entonces la Verdad se revelará al buscador. 

Las formas de ignorancia y sabiduría son descriptas en el capítulo octavo. Aquél que se considera a sí mismo un cuerpo y que cree que el mundo es real, es un hombre ignorante. Aquél que experimenta que el mundo es una ilusión y que sólo el Ser Eterno es real es un hombre sabio.

La naturaleza y la operación de las cinco envolturas del ser se describen en el capítulo noveno. Las diferentes envolturas son las expresiones del pensamiento interior, materializado en diferentes grados de intensidad. Cuanto más lejos del ser está la envoltura, más concreta y perecedera es su naturaleza. Las envolturas se vuelven más sutiles y duraderas en la medida en que van hacia el interior. La destrucción por medio del Atma-Jñana de estos cuerpos arraigados en Avidya, es la Emancipación Final.

El estado de Jivanmukti es descripto en el capítulo décimo. El Jivanmukta es un sabio liberado que vive en el conocimiento de Brahman. Para él, el mundo ha desaparecido para siempre. Sólo el Ser está en todas partes. El sabio no percibe pluralidad, ni siquiera dualidad. Él descansa en la Unidad de la Conciencia. Existe con un cuerpo mientras dure el presente Prarabdha Karma. Cuando éste termina, obtiene Videha Mukti y existe como el Absoluto.

El capítulo undécimo explica el Brahma-Upadesha que el Guru le da al Shishya. Se hacen aquí las mayores afirmaciones trascendentales. Se niega el universo entero y el cuerpo, y se afirma al Brahman Uno. Se hace que el discípulo comprenda totalmente la naturaleza de la existencia no dual de Brahman.

El capítulo duodécimo desarrolla las declaraciones concluyentes del Guru y el discípulo. El discípulo expresa su condición estática del Conocimiento del Ser y habla de su experiencia espiritual única.

Este Moksha Gita es tanto una exposición filosófica como una enseñanza práctica. Es una espada de doble filo para matar al enemigo de la ignorancia. Sólo existe el Brahman sin segundo; el universo y el individuo no existen en los tres períodos de tiempo. Todo es una masa de Conciencia Infinita. Ésta es la esencia del Moksha Gita.

Swami Krishnananda

martes, 26 de junio de 2018

EL SURGIMIENTO DE LA ORGANIZACIÓN DE SANNYASA

Debería decir que esta forma organizada de Sannyasa surgió después de Buda. Antes de Buda, no había organización de Sannyasa—no había Sangha, como la llamamos. “Sangham sharanam gacchami”, dicen los budistas. No había Sangha antes de Buda. Cada individuo, cada Sannyasin, era independiente. Solía estar en su kutir o cabaña, o en el bosque, o en cualquier lugar, era un mendicante errabundo; no vivía en una organización o un monasterio. No había monasterios de esta clase. Fue Buda quien por primera vez organizó a los monjes en un grupo y constituyó un cuerpo llamado Sangha; y Shankaracharya siguió el ejemplo. De modo que Buda y Shankara deberían ser considerados los fundadores del sistema organizado de Sannyasa, aunque Sannyasa ya existía de forma individual aún antes de Buda y Shankara. La gente vivía el Sannyasa según su capacidad individual como mendicante, tomando Bhiksha o limosnas de casa en casa y demás. No existía ningún ashram de esta clase. Comenzó después de Buda; y Shankara aprendió de él, en cierto sentido.

Pero Shankara aprendió algo más del sistema budista de Sannyasa. Buda sintió la necesidad de que los Sannyasins se organizaran en un grupo. Shankara lo aceptó e hizo lo mismo. Pero hubo una cosa que Shankara no hizo y que Buda sí: la de admitir mujeres en los monasterios. Buda tampoco era partidario de ello. Si leen la vida de Buda, lo sabrán. Buda no estaba interesado en discutir estos temas. Permanecía silencioso.

Un día, Mahaprajapati, su propia madre y reina del palacio, quiso abrazar Sannyasa. Ella fue y se paró a las puertas. Los discípulos vinieron y le dijeron a Buda, “Señor, Mahaprajapati, su madre, está parada a la puerta”. Buda no dijo nada; permaneció en silencio. Después de unos minutos, Ananda, su más querido discípulo, vino y le dijo, “Señor, Mahaprajapati, su madre, esta parada a la puerta”. Buda permaneció en silencio. Por tercera vez, Ananda dijo, “Señor, Mahaprajapati está esperando bajo el sol caliente”. Aún entonces, Buda no dijo nada. Entonces Ananda dijo, “Señor, ¿Dios es sólo para los hombres o para todos los seres?” “Está bien, déjenla entrar. Pero esta dharma de Buda no durará más de 500 años”, dijo Buda. Entonces ella fue aceptada. La primera mujer que entró en la orden de Buda fue Mahaprajapati, de su propio palacio. Bien, éste es sólo un comentario filosófico, podemos decir, que Buda dio con una sola oración o advertencia cuando este incidente tuvo lugar. Pero más tarde, después de Buda, se volvió un tema muy difícil de manejar.

Si leemos la historia del budismo, hubo muchas causas, no una causa, para el debilitamiento del budismo en India. Algunos dicen que Shankaracharya fue la causa, otros dicen que Kumarila Bhatta fue la causa, algunos dicen que los emperadores Gupta fueron la causa, pero hubo muchas causas. Ninguna enfermedad proviene de una sola causa. Una de las causas fue cierta clase de deformación psicológica que entró en las mentes de las personas de la orden, por falta del entendimiento apropiado de la relación entre monjes y monjas.

Shankaracharya dejó de admitir mujeres. Encontraremos que Shankaracharya no tuvo discípulas mujeres, pero Buda sí. Durante algunas centurias—por muchos años— ninguna mujer fue admitida en la orden de Sannyasa de Shankaracharya. Ningún Sannyasin iba a iniciar a una mujer. Nunca hubiera hecho eso, porque no estaba en su tradición.

Hay al menos tres etapas en el desarrollo del Sannyasa. La primera anterior a Buda y la segunda posterior a Buda. Hasta la época de Buda, el Sannyasa era puramente individualista. No había relación social ni hermandad entre Sannyasins. Pero después de Buda, comenzaron los hermanos y la hermandad del grupo formó monasterios.

Luego vino una tercera etapa después de Swami Vivekananda. Entonces se generó una nueva atmósfera en la orden de Sannyasa introduciendo en ella un gran sentido social. Había muy poco sentido social en la orden de Shankaracharya, aunque era una orden. Los monjes budistas eran una orden; Sangha era una orden. Había miles de monjes budistas viviendo en los monasterios—en Nalanda, Taxila y muchos otros lugares. Los Maths de Shankara en Shringeri, Joshimath, Puri y Dvaraka eran centros muy importantes, pero no eran sociales en el sentido que nosotros entendemos la sociedad. Estaban dedicados a sus estudios de las escrituras, al servicio del Guru y a la meditación según las técnicas de su orden, con moksha o liberación como su fin. De modo que a pesar del hecho de que los monjes estaban reunidos en monasterios y de que eran una organización de Sannyasins después de Buda y Shankara, los Sannyasins se mantenían distantes de la sociedad humana. No se mezclaban con legos; se consideraba que los legos no estaban lo suficientemente maduros espiritualmente como para asociarse profundamente con los Sannyasins.

Pero Swami Vivekananda dio un nuevo giro. Los monjes que estaban originalmente orientados espiritualmente se volvieron también orientados socialmente en respuesta a una necesidad de la época. Deberíamos decir que todos esos cambios tuvieron lugar debido a la necesidad de la época. Durante el período de los Vedas y los Upanishads, esta clase de organización tal vez no fue necesaria debido al menor número de Sannyasins. Cuando el número de Sannyasins continuó aumentando, se volvió necesario tener una organización. Buda la llamó Sangha y Shankaracharya la llamó Maths y demás.

Pero ahora el mundo ha cambiado y los Sannyasins no pueden ser del mismo tipo que eran durante la época de los Upanishads, durante el tiempo del Manú Smriti y del Mahabharata, incluso durante la época de Acharya Shankara y Buda. En estos días, la humanidad se ha unido en una relación más cercana debido a las modernas invenciones científicas. También fue imposible para los Sannyasins llevar cierta clase de vida debido al posterior desarrollo de la sociedad humana, por lo cual no se podía obtener bhiksha. No había cuestión de bhiksha. Era un tema muy difícil. O bien el Sannyasin tenía que morir sin bhiksha o debía encontrar otros medios para subsistir. El patrocinio real también cesó. Durante la época de Buda, Shankara, etc., los Rajas cedieron inmensos estados a los monasterios. Nalanda fue uno de ellos y hubo muchos ejemplos de este tipo. Había protección real para los monasterios, pero después cesó. Aún así, la sociedad protegió a los monasterios, de modo que la tradición continuó; pero después, la sociedad cambió un poco. Las condiciones sociales necesitaron de la formación de un nuevo tipo de organización de Sannyasa, que es la que encontramos hoy. Esto comenzó después de Swami Vivekananda y Swami Rama Tirtha; después, todos tuvieron que aceptarlo, porque habían dado el paso correcto.


Swami Sivananda y su discípulo Swami Krishnanada